domingo, 28 de junio de 2009

EL LLANTO Y EL MAR

El viejo tararea una canción en susurro, luego subirá el volumen, llegará a un grito, un grito estridente, estentóreo, del cual pueden salir todas y cada una de las rosas que alguna vez le regaló a la mujer que recuerda mientras grita. Una hora. Exactamente una hora tarareando la canción, hasta que se detendrá abruptamente y llorará. Llorará siete mares, llorará peces de colores, se le caerán las estrellas de mar, caballitos de mar, merluzas, júreles, congrios, también de mar, choritos, cangrejos, alguna que otra sirena, pulpos, caimanes intrusos, se le cae una ballena azul- quizás la última de la extinción- desde las pupilas caen y sus ojos destilan la nostalgia pensando que talvez todo sea un error y esta carnicería marina tal vez no sea más que una postal de su infancia. No sé, pero ahora él llorará una hora simplemente. Ç
KELO

1 comentario:

Tristancio dijo...

Pues sí, cuando se llora, se llora todo eso y más... peces, caballitos, estrellas... arena.

Saludos.-